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Topinambur, alcahofa de Jerusalén, tupinambo o pataca.


Con cualquiera de estos nombres puedes encontrar este tubérculo de aspecto parecido al jengibre y sabor deliciosamente anuezado.


Si todavía no lo conoces o no sabes como usarlo en tu cocina te recomiendo que sigas leyendo.




El topinambur es una especie originaria de Norteamérica que se llevó a Europa en los inicios del siglo XVII donde fue empleado como alimento para el ganado y los seres humanos.

Ya en el siglo XX su cultivo se empleó para paliar la dura escasez de alimentos tras la II Guerra Mundial.


Este tubérculo se puede consumir tanto crudo como cocido. Su textura te recordará a la patata, de hecho puedes sustituirla por Topinambur en todos tus guisos, únicamente tienes que tener en cuenta que su sabor es más delicado y algo anuezado, lo que a mi, personalmente, me encanta porque le da un teque delicioso a los platos.


Además de estar muy rico el Tupinambo es muy interesante nutricionalmente ya que contiene contidades de inulina, un tipo de fibra prebiótica no digerible que estimula el crecimiento y la actividad de las bacterias beneficiosas en el tracto gastrointestinal, actuando como sustrato para ellas. De esta forma también estimula al sistema inmune y combate el crecimiento de las bacterias patógenas.


También ayuda a regular los niveles de colesterol.


Contiene un índice glucémico de 11, por lo que se considera como un alimento de índice glucémico bajo. Esto significa que ayuda a controlar los niveles de glucosa en sangre y que constituye un alimento beneficioso para las personas con diabetes.


El topinambur es rico en vitaminas del complejo B, incluida la tiamina (vitamina B1) que ayuda al estómago a producir ácido clorhídrico.


Es una fuente inmejorable de fibra dietética, lo que ayuda a normalizar las deposiciones y previene varios tipos de cáncer.


Por si todo esto fuera poco se puede hacer harina para sustituir a la harina de trigo, con lo cual es perfecto para personas celíacas o con intolerancia al glúten.


Lo puedes cocinar como cualquier otro tubérculo: al vapor, frito, hervido, añadiéndolo a pucheros y potajes, se puede añadir a sopas, cremas...

Aquí puedes ver mi receta de sopa de topinambur y calabacín con leche de almendras.


Y si necesitas más ideas fíjate en este topinambur al ajillo, o simplemente pélalo, pártelo en dados y añádelo a tu ensalada con una vinagreta.


Que lo disfrutes!


Espero haberte inspirado.

Con amor

Cristina




Fuente: www.tuberculos.org

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